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| PH_ Gastón Alemán |
En el marco de la 34° Fiesta Provincial del Teatro en Jujuy se llevó a cabo la obra El Acompañamiento protagonizado por los actores Martín Otero (Sebastián) y Juan Burgos (Tucu) con la dirección de Guillermo Rocha.Un realismo melancólico, un sueño que se encuentra frustrado: la esperanza de ser parte del “firmamento”, ser una estrella como Carlos Gardel. Tucu, un personaje estancado, se encierra en el viejo esmoquin de los tiempos alejándose de sus familiares, amigos y de la sociedad. Vive en una ilusión de resurgimiento que lo lleva a la locura y a la paranoia.Pero, un rayo de luz y amistad llega para poder salvarlo de la locura y del encierro. Sebastián, intenta convencerlo, aunque se ve obligado a decirle la cruda y triste verdad con risas que se tornan amargas y silenciosas con forma de lágrimas contenidas. La espera del “acompañamiento musical” que llevaría a Tucu a la fama en la televisión parece inútil y Tucu va directo hacia el fracaso hasta que ambos amigos se pongan a cantar el tango …. Viejo esmoquin de los tiempos… y Sebastián se deja llevar por la ilusión de Tucu.Debo confesar que esta obra me hizo recordar a mi infancia cuando aún vivía en un conventillo en Villa Belgrano, Buenos Aires. La habitación en la que dormíamos siempre se encontraba con humedad y vivíamos enfermos con gripe o tos. Un recuerdo que creía olvidado y que salió a la luz como si nada, como algo que estaba allí, visible y nítido.En mi opinión esta obra me lleva a la reflexión para ver dónde nos encontramos parados en este momento, en el camino que cada uno decidió seguir, unos para ser un artista, otros para adaptarse a lo que impone la sociedad. Y también para ver hacia donde nos dirigimos.Soy Carlos Horacio Calderón, y decidí ser actor.
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| PH_Gastón Alemán |
Con buena concurrencia de público se presentó en la Casa de las Culturas, sita en Avda. Bolivia 1685 la propuesta del Elenco Estable de la Universidad Nacional de Jujuy: " El Acompañamiento" escrita por Carlos Gorostiza con la dirección de ( ficha técnica) en lo que fue la segunda jornada de selecciones de obra de la 34° Fiesta Provincial de Teatro de Jujuy 2018.
(Pequeña sinopsis de la obra_Con el detalle que una vez empezada la función, la puerta de entrada se abría una y otra vez con la llegada de nuevo espectadores. ¿Porque será que llegar tarde en Jujuy es una mala tendencia que en Jujuy se pone mucho en práctica?
_La obra de Gorostiza, con desopilante y atrapante texto, mucho texto, se desenvolvió en un espacio asfixiante, reducido, algo minimalista e íntimo, que permitió tener un mayor contacto con los personajes, que prácticamente se les sentía el aliento, en una sala que no está dispuesta para espectáculos. La propuesta de dirección apunta a dos ejes de niveles, la verticalidad, los personajes se sostienen mucho tiempo en pie, pero cuando se sientan, la pobra queda chata, los pierde sobre todo a los ojos de los espectadores de fondo. La puesta está dirigida de forma lineal y sin sorpresas o cambios de energía, lo que la volvía monótona, aburrida y tediosa, más allá que cuando los personajes puteaban o cascareaban con algún chiste, la gente salía de su letargo para reaccionar en carcajadas.
_En lo particular, rescato la escena donde la sala se tiñe de rojo, el calor asfixiante agobia junto el sonido de las aletas del ventilador que quieren dar un poco de aire, de respiro, y el “Tuco” en desbordada locura arrabalera se escapa del espacio escénico determinado, atravesando el pasillo y agarra el filo (un cuchillo de asador) teñido de brillo rebosante sediento de sangre, y lo levanta hacia los espectadores, con su mirada perdida, momento tenso, hasta se distanciaba de eso y volvía a su inerte encierro.
Con respecto al vestuario, sus colores y formas, no remitían a la marginalidad que propone el texto con esa corriente río platense y la escenografía solo mera forma estética, con una fotito de Gardel perdida entre tanto bulto, bien pudo resolverse la puesta sin ella.
Lo cierto es que se hizo larga, más los actores Juan Burgos como el “Tuco” y Martin otero como Sebastián lo pusieron todo para mantener la obra y darle cierre. Con un final poético casi anunciado, esa magia ilusoria de los locos arrabaleros que se saben piantados, bien piantados.
Rafael Farfán Uruzagasti
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